Me considero una persona alegre, optimista y tremendamente positiva. De esas que siempre ven el vaso medio lleno. Suelo caminar por la vida con una sonrisa o una canción en los labios, intentando contagiar mi alegría a quienes me rodean.

La familia es para mí lo más importante de la vida, el pilar donde se asienta todo. Me considero muy afortunada en ese terreno. La mía es una familia unida, generosa y entregada. Un poco clan, al más puro estilo “Corleone” (jeje) Estoy muy orgullosa y agradecida por la educación que me han dado y los valores que me han inculcado.

Soy muy afortunada. La vida siempre me ha sonreído. Quizás por eso tengo esta forma de ser tan alegre y positiva.

Me encanta la moda y sigo las tendencias, pero no me considero una “fashion victim”.  A la hora de vestir siempre prevalece lo que me sienta bien. Nunca iré a la moda si ésta no me favorece.

Dedicarme al periodismo cinematográfico es una suerte porque significa trabajar en una de mis pasiones. Cuando trabajo y pasión se unen, el día a día se hace mucho más divertido, llevadero y placentero.

Puedo decir que no conozco la envidia pero si hay algo de envidia “sana” en mi, esa sería hacia aquellas  personas que poseen una basta cultura. Cuanto más leo, veo y escucho, más ignorante me siento.

Me revelo ante la gente intolerante, aquella que es incapaz de respetar al que piensa diferente. Yo trato de tener la mente lo suficientemente abierta como para poder escuchar al que no opina como yo. El respeto ante todo.

Lo más bonito de mi vida se llama Martina, se llama Vera y se llama Daniel. Mis tres sobrinos, mis tres soles. Verles crecer y disfrutar de ellos está en el puesto número uno de mis prioridades.